Gioacchino Rossini (1792-1868): por el contrario, supo muy bien nadar y guardar la ropa. Heredero de la gran tradición italiana del "bel canto", la elevó hasta cimas insuperables y le dio una validez universal. Como Meyerbeer, triunfó en París, capital de la gran ópera en este período, pero fue igualmente aclamado en Viena, en Italia y en España. Poseía una facilidad melódica sorprendente, y lo vasto de su producción (más de treinta y cinco óperas) nos habla de ello. Sus creaciones más importantes caen dentro del terreno de la ópera cómica, en la cual es el sucesor más calificado de Mozart, aunque los pocos elementos románticos que introduce son más evidentes en sus óperas serias, como Guillermo Tell, o en su música religiosa.
El barbero de Sevilla: se trata de una ópera bufa divida en dos actos, y en esta audición corresponde a un aria, la cual va cambiando la partes, y en el que el coro no tiene ningún peso. Se estreno en Roma en 1816.
![](http://www.elpedreru.com/fotosprod/prod1598secc9_g1.jpg)
El barbero de Sevilla: se trata de una ópera bufa divida en dos actos, y en esta audición corresponde a un aria, la cual va cambiando la partes, y en el que el coro no tiene ningún peso. Se estreno en Roma en 1816.
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